Linfoma

Día Mundial del Linfoma: cada año se diagnostican 7.000 nuevos casos

El 15 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Linfoma, un tipo de enfermedades neoplásicas (tumorales) que afectan a los linfocitos, células que forman parte del sistema inmunitario y que padecen 20.000 personas en nuestro país. Según estima la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAL), cada año se diagnostican unos 7.000 nuevos casos en España.

Existen más de 40 tipos de linfomas y dado que el pronóstico de los pacientes y el tratamiento más adecuado varía según el tipo de linfoma, es vital establecer el diagnóstico del tipo de linfoma de manera precisa. El diagnóstico se realiza a partir de la biopsia ganglionar y se basa en la conjunción de datos de morfología, inmunohistoquímica, citogenética y biología molecular.

En la mayoría de los casos se ignora por qué aparece un linfoma. Se ha relacionado su aparición con factores ambientales y con ciertos productos tóxicos, pero no se ha demostrado una relación directa con ninguno de ellos.

Síntomas
El principal síntoma que permite detectar de forma precoz los linfomas es el aumento de tamaño de un ganglio linfático, que puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo y a cualquier edad. Si el aumento de tamaño del ganglio persiste durante más de tres semanas y no existe ninguna causa aparente, es necesario consultar con un hematólogo, quien realizará una exploración física de las zonas ganglionares (cuello, axilas, abdomen e ingles) para comprobar si existe aumento de tamaño de uno o más ganglios así como un análisis de sangre para comprobar si existen niveles alterados de algún tipo de célula de la sangre. El diagnóstico definitivo de un linfoma requiere una biopsia del ganglio afecto.

Un tratamiento para cada paciente
A partir del tipo de linfoma diagnosticado y del nivel de extensión de la enfermedad, se decide el tratamiento más adecuado para cada paciente que se basa en la quimioterapia o en la inmunoterapia y en una minoría de casos se acompaña de radioterapia. Los linfomas son en su inmensa mayoría un tipo de cáncer diseminado en el organismo por lo que la cirugía no suele ser una opción. El tipo y la intensidad de la quimio/inmunoquimioterapia son muy variables dependiendo del tipo de linfoma, la extensión de la enfermedad y demás factores de riesgo del paciente, y pueden ir desde tratamientos muy suaves en los trastornos más indolentes a otros muy intensivos en los casos de mayor agresividad.

El plan de atención también debe incluir el tratamiento para síntomas y posibles efectos secundarios.

•Vigilancia activa: en algunos casos no es necesario iniciar tratamiento de forma inmediata si el estado general del paciente es bueno y el linfoma es asintomático.
•Quimioterapia: son fármacos que destruyen las células tumorales básicamente impidiendo su capacidad de proliferar.
•Inmunoterapia: es un tratamiento biológico basado generalmente en el uso de anticuerpos monoclonales. Estos anticuerpos reconocen una proteína específica por lo que no destruyen aquellas células que no expresan dicha proteína.

En los casos en que el tratamiento con quimioterapia no es suficiente para contener la enfermedad y siempre que el riesgo vital del paciente lo justifica, se realiza un trasplante de médula ósea autólogo (de las propias células madre hematopoyéticas del paciente) con el objetivo de curar su enfermedad.

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.