Tumor de orofaringe

Tumor de orofaringe

La orofaringe incluye el tercio posterior de la lengua, el paladar blando y las amígdalas.

Los tumores de orofaringe son más frecuentes en hombres que en mujeres.

Signos y síntomas

Los factores de riesgo asociados a este tipo de tumor son el tabaco y el alcohol. No obstante, en la última década se ha evidenciado el rol casual de la infección por ciertos subtipos de HVP (virus del papiloma humano).

Son tumores que presentan una evolución clínica muy insidiosa y frecuentemente cursan asintomáticos hasta que ya han progresado, por lo que se diagnostican la mayoría de ellos en estadios avanzados. Los síntomas más característicos son:

  • Parestesias faríngeas que progresan a odinofagia con otalgia refleja y disfagia.
  • Adenopatías cervicales palpables especialmente cuando el tumor afecta a amígdalas o base de la lengua.
  • Trismos.
  • Dolor y pérdida de peso.

Diagnóstico

En los casos en que se confirma el diagnóstico, un estudio detallado de las células en el laboratorio permite precisar el tipo de cáncer de que se trata para decidir de manera más óptima el tratamiento adecuado para cada paciente.

Posteriormente, se solicita un análisis de sangre completo, con marcadores tumorales y estudios complementarios con prueba de imagen (TC, RM), para evaluar si el cáncer está localizado en su lugar de origen o bien si se ha extendido a otros órganos del organismo.

La zona anatómica cérvico-facial es compleja tanto por sus repercusiones funcionales como estéticas derivadas del tumor y del tratamiento, por lo que su manejo terapéutico y valoración tiene que estar coordinado siempre por un equipo multidisciplinar, formado por oncólogos, radioterapeutas, radiólogos, cirujanos, anatomopatólogos que definan de manera individualizada el tratamiento para cada paciente.

Tratamiento

La individualización del tratamiento es clave para conseguir la máxima eficacia terapéutica y, al mismo tiempo, preservar al máximo la calidad del paciente. La decisión de tratamiento debe tener en cuenta, por ejemplo, la necesidad de preservar la laringe del paciente siempre que sea posible.

El tratamiento principal de los tumores de cabeza y cuello suele basarse, siempre que el tumor esté localizado, en una cirugía y radioterapia o una combinación de ambas, con el fin de eliminar el tumor o reducir su tamaño.

Todos los tumores de cabeza y cuello se tratan con vaciamiento ganglionar independientemente de si presentan afectación ganglionar regional o no, exceptuando los tumores del labio, glotis, fosas nasales donde la probabilidad de estar afectos es muy baja.

La quimioterapia, que elimina células cancerosas en todo el organismo, se emplea con frecuencia como tratamiento complementario.

Los oncólogos de la Unidad de cabeza y cuello analizará su caso y diseñarán el mejor plan terapéutico para su caso.

Una vez terminado el tratamiento, se sigue la evolución del paciente de manera estricta, especialmente durante los tres primeros años.

Los controles médicos consisten en realizar analíticas de sangre completas trimestrales y pruebas de imagen cada 6 meses.