Relación entre el diagnóstico del cáncer de mama y su pronóstico

Los cánceres de mama que se detectan entre dos mamografías de cribado tienen peor pronóstico que los que se detectan en el momento del cribado, incluso si presentan la misma biología, según una investigación presentada en el 12.º Congreso Europeo de Cáncer de Mama.

El análisis de los resultados de más de ocho años de seguimiento dentro del ensayo clínico aleatorizado en fase III MINDACT, un proyecto internacional, muestra que aunque los tumores pueden mostrar los mismos perfiles genéticos, el modo en que han sido detectados presentan una clara diferencia en cuanto a los periodos de tiempo previos a que la enfermedad se extienda a otras partes del cuerpo o derive en muerte, sea cual sea lo que ocurra primero. Esto se conoce como intervalo sin metástasis a distancia, o DMFI en sus siglas en inglés.

La doctora Josephine Lopes Cardozo, doctoranda en el Instituto del Cáncer de Países Bajos (NKI, en sus siglas en neerlandés), en Ámsterdam, y medical fellow en la Organización Europea de Investigación y Tratamiento del Cáncer (EORTC) en Bruselas ha señalado en el congreso que el método de detección ofrece información añadida sobre el pronóstico y debe tenerse en cuenta cuando se decida qué tratamientos además de la cirugías pueden resultar necesarios.

Lopes Cardozo y sus compañeros de equipo ya habían descubierto que los tumores que ocurren en el intervalo entre dos mamografías de cribado, denominados cánceres de intervalo, eran más proclives a presentar un perfil genético de mayor riesgo, como muestra el test que analiza la actividad de 70 genes en el tejido de tumor (perfil de expresión genética conocido comercialmente con el nombre ‘MammaPrint’) y que por tanto presentaban un riesgo mayor de metastatizar.

“Sin embargo, también hay cáncer detectados durante el cribado con un riesgo alto según el perfil genético”, ha asegurado. “En este estudio nuestro de ahora, hemos encontrado una diferencia considerable en supervivencia entre los cánceres de alto riesgo detectados durante el cribado o en el intervalo entre dos cribados. El índice DMFI de ocho años era más alto en las mujeres con cánceres detectados durante el cribado que aquellas a las que se les detectó el cáncer entre cribados: 93,8% frente a 85,2%.

“Aunque estos tumores tengan la misma biología -todos con el perfil genético de 70 genes, de alto riesgo y con características tumorales similares- presentan pronósticos distintos en función de su método de detección. Esto indica que el método de detección es un factor pronóstico añadido para este grupo de pacientes. El método de detección en combinación con el perfil genético de 70 genes puede optimizar el tratamiento de las pacientes con un alto riesgo de recaer en la enfermedad. Para las pacientes con un riesgo muy bajo de recurrencia, un seguimiento a más largo plazo puede ayudar a identificar a las pacientes que ahora mismo tienen más riesgo de recibir sobretratamiento”, ha apuntado la investigadora.

Un total de 1.102 pacientes de cáncer de mama de Países Bajos que formaron parte del ensayo MINDACT entre 2007 y 2011, que participaron en el programa nacional de cribado y que tenían entre 50 y 75 años fueron incluidas en el estudio. El programa nacional de cribado de los Países Bajos invita a las mujeres de esas edades a una revisión cada dos años. Los investigadores evaluaron las diferencias en DMFI para los tumores de riesgo alto, bajo y ultrabajo, según la clasificación que arroja el perfil genético de 70 genes. Un total de 754 casos fueron detectados durante el cribado y 348 en el periodo entre dos cribados.

Con un 50% de las pacientes que ha superado los 8,6 años de seguimiento, hubo 83 casos de metástasis a distancia o de muerte derivada del cáncer de mama. Entre las pacientes con cánceres detectados durante el cribado, el 36% no recibió tratamiento sistemático adyuvante (como quimioterapia o terapia hormonal añadidas a la cirugía y radioetrapia), el 33% recibió solo terapia hormonal y el 30% recibieron quimioterapia con o sin terapia hormonal añadida. Entre las pacientes con cánceres detectados en el intervalo entre dos revisiones, el 17% no recibió tratamiento adyuvante sistémico, el 35% solo terapia hormonal y el 47% quimioterapia con o sin terapia hormonal.

“La mayoría de las pacientes que no recibieron terapia sistémica adyuvante presentaban tumores de grado I, menores de 2 centímetros, no presentaban rastro de cáncer en sus ganglios linfáticos y sus tumores estaban clasificados como bajos o ultrabajos según el perfil genético de los 70 genes”, apuntó la doctora Lopes Cardozo.

Cuando los investigadores observaron las tasas de supervivencia a los ochos años, encontraron que las pacientes con cánceres detectados durante un cribado tenían un índice DMFI a los ocho años del 98,2% en 118 mujeres con tumores de riesgo ultrabajo, del 94,6% en las 398 mujeres con tumores de riesgo bajo, y del 93,8% en las 238 mujeres con tumores de riesgo alto.

Las pacientes con cánceres detectados en el intervalo de dos revisiones presentaban un índice DMFI a los ocho años del 97,4% en las 39 mujeres con tumores de riesgo ultrabajo, del 92,2% en las 143 con tumores de riesgo bajo, y del 85,2% en las 166 mujeres con tumores de riesgo alto.

Entre las pacientes con tumores de riesgo alto, aquellas a las que se les detectaron en el intervalo entre dos cribados tenían un riesgo 2,4 mayor de desarrollar metástasis frente a las que se les detectó el cáncer durante un cribado.

“Tanto los cánceres detectados en un cribado como entre dos de ellos presentan unos índices de no presencia de metástasis a los ocho años. Sin embargo, entre las pacientes con tumores clasificados de alto riesgo por el perfil genómico de los 70 caracteres, hay una diferencia significativa entre los índices de los cánceres detectados en un cribado o en un intervalo. Al combinar la información sobre el pronóstico que brinda el perfil genético y el método de detección podemos ayudar a escoger el mejor tratamiento para esas pacientes”, ha concluido la doctora Lopes Cardozo.

El profesor David Cameron, del Centro del Cáncer de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), que representa al Consejo Europeo del Cáncer de Mama en el congreso y no ha participado en esta investigación, ha comentado al respecto: “Este estudio pone de relieve un diferencia interesante entre los cánceres de mama que se detectan en el momento en que una mujer acude a una cita programada como parte del programa de criado (cáncer detectado durante un cribado) y aquellas a las que se les ha diagnosticado en el intervalo de tiempo entre dos de esas revisiones (cáncer de intervalo). Ya se sabía antes que los cánceres de intervalo tenían más probabilidades de ser de alto riesgo y que presentaban peores pronósticos, pero lo nuevo ahora es que, entre los cánceres clasificados por el perfil genético de 70 genes como de alto riesgo, los que detectan durante el cribado tienen mejor evolución que los de intervalo”.

“Si estos resultados se confirman en nuevas investigaciones, indicarían que el diagnóstico temprano por cribado de los cánceres más agresivos merece la pena, porque detectarlos durante una revisión puede mejorar la supervivencia de las pacientes. Estos hallazgos también indican que los médicos tienen que tomar en consideración el método de detección como un factor pronóstico añadido cuando valoren si ofrecer una terapia adyuvante, y eso permite una personalización de la terapia para cada mujer y el cáncer que padece. Esto es algo importante tanto para los cánceres de bajo riesgo como los de alto riesgo. Un seguimiento a más largo plazo para los cánceres de bajo riesgo podría darnos más información acerca de si se pueden evitar tratamientos más agresivos, porque esos tumores pueden volver a aparecer 15 o 20 años más tarde”, ha añadido.

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