19 Oct Cáncer de mama: restar factores de riesgo y sumar prevención
Con más de 26.000 casos al año de cáncer de mama en España, cada avance en el tratamiento que suponga un 1% de mejora en la tasa de recaídas hace que 260 mujeres menos recaigan de su enfermedad y puedan disfrutar de una mejor calidad de vida con reincorporación plena a su vida social y laboral, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Y añaden que cerca del 90% de las pacientes continúan libres de enfermedad cinco años después del diagnóstico y tratamiento de un cáncer de mama.
El riesgo de cáncer de mama tiene componentes hereditarios y ambientales de estilo de vida. El componente hereditario contribuye sólo entre un 5-27%, siendo la mayoría riesgo medio ambiental (compuestos químicos del medio ambiente, estrés) y de estilo de vida (por ejemplo, actividad física, alimentación, cosméticos, alcohol, fumar). Sin embargo, estos factores no están bien definidos, principalmente debido a la enorme cantidad de factores que se deben considerar.
A pesar de que no podemos asegurar que no se desarrolle un cáncer de mama, sí que podemos restar factores de riesgo y sumar en prevención. Jordina Casademunt, nutricionista de IOB Institute of Oncology expone a continuación unas recomendaciones generales:
Realizar ejercicio físico
Los beneficios del ejercicio físico son múltiples: ayuda en la reducción de estrógenos circulantes, mejora los problemas de resistencia a la insulina (mejora la sensibilidad a la insulina), reduce la inflamación, todos ellos factores que se han relacionado con el desarrollo de cáncer. También ayuda a reducir la grasa corporal, en particular la grasa visceral, tiene un efecto inmunomodulador y disminuye el estrés oxidativo reforzando los mecanismos de reparación del DNA y disminuyendo la carcinogénesis.
Se recomienda moverse a diario (más de 10.000 pasos cada día), realizar ejercicio físico aeróbico diariamente (entre 30 y 60 minutos) y combinarlo con ejercicios de fuerza para mantener la masa muscular, unas 2 veces a la semana
Tener un peso saludable
Tener un peso dentro de un IMC (índice de masa corporal, cálculo que se obtiene dividiendo el peso en kg por la altura en metros al cuadrado) recomendable (mayor a 18,4 y menor a 25)
El exceso de grasa corporal aumenta los niveles de estrógeno, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de cáncer de mama.
El IMC elevado y el cáncer de mama pueden estar relacionados con un aumento de los niveles de estrógeno, de la insulina y del IGF-1 (hormona Insulin Growth Factor-1), pudiendo estimular la proliferación celular.
Escoger buenos carbohidratos
Escoger fuentes de carbohidratos ricos en fibra como los vegetales, frutas y cereales integrales. Consumir legumbres entre 3-4 veces a la semana y limitar el consumo de azúcares y carbohidratos simples (pasta, arroz, harinas blancas, productos endulzados…).
Cada vez existe mayor evidencia de que la vía de la insulina puede estar involucrada en la carcinogénesis mamaria, aumentando el interés en los factores dietéticos que influyen en el aumento de la insulina y la resistencia a la insulina. Por ello es importante consumir fuentes de vegetales, frutas, legumbres y cereales integrales ricos en fibra ya que enlentecen la entrada de estos carbohidratos en sangre aportando una carga glucémica del plato reducida comparando con un plato de pasta o arroz blanco.
También se recomienda reducir la ingesta de azúcar. Los alimentos ricos en azúcar suelen ser altamente procesados y refinados, de bajo valor nutritivo y también bajos en fibra dietética. Además, estos alimentos parecen aumentar los niveles séricos de insulina y también aumentan el factor de crecimiento insulínico (IGF-I), que se ha visto que puede estimular el crecimiento de las células cancerosas. Las investigaciones indican un efecto sinérgico entre el IGF-I y los estrógenos, así como la resistencia a la insulina en el cáncer de mama. En un estudio se informó que los niveles más altos de insulina aumentaban significativamente el riesgo de cáncer de mama en mujeres pre y posmenopáusicas. También se ha relacionado niveles altos de insulina, con un aumento de la concentración de IGF-I y una mayor concentración de grasa abdominal que se asocia con un mayor riesgo de cáncer de mama.
Como sustitutos al azúcar refinado presente en galletas, postres… recomendamos: dátiles, orejones, fruta fresca como plátanos…
Evitar el alcohol y el tabaco
El consumo de alcohol es factor de riesgo de cáncer, en especial el cáncer de la cavidad oral, faringe, laringe, escamoso de esófago; y otros como hígado, mama, colon y recto, según la International Agency for Research on Cancer (IARC).
Se ha visto que tomar la mitad de un vaso de vino al día puede aumentar el riesgo de una mujer de desarrollar cáncer de mama en un 6% (aumento del riesgo en un 18% en mujeres posmenopáusicas) . El mayor riesgo se ha observado en las mujeres con ER + y PR +.
Un metaanálisis ha concluido que el riesgo de cáncer de seno puede aumentar en un 32% y 46% en mujeres que consumen 35-44 g de alcohol (equivalente a 3-4 bebidas) diariamente.
Los mecanismos por los que el alcohol y bebidas alcohólicas pueden ser carcinogénicos aún no están totalmente determinados pero su efecto se atribuye en gran medida a la acción genotóxica de su principal metabolito, el acetaldehído. Otros mecanismos podrían ser la producción de prostaglandinas, la peroxidación lipídica, la generación de radicales libres, el incremento en la concentración de estrógenos, la disminución de la capacidad reparadora del ADN o la interferencia en el metabolismo del ácido fólico o del ácido retinoico.
Evitar el tabaco ayudamos a reducir el riesgo de otros tipos de cáncer como el de pulmón. Y en cuanto al alcohol,
Escoger grasas saludables
Escoger alimentos enteros con grasas saludables como son el aceite de oliva, los frutos secos: nueces, avellanas, almendras; las semillas oleaginosas como el sésamo, el lino, la calabaza, girasol; el aguacate y el pescado azul pequeño rico en omega-3 como sardinas, boquerones, caballa.
Evitar los alimentos ricos en grasas procesadas procedentes de snacks y alimentos “fast food”. Limitar o evitar la carne roja a 1 vez a la semana y evitar las carnes procesadas (embutidos, por ejemplo)
Escoger bebidas saludables
El agua es la bebida de elección
Evitar bebidas azucaradas
Limitar el consumo de zumos de frutos y bebidas alcohólicas
Incrementa el consumo de verduras y frutas de origen ecológico
A pesar de que las verduras y frutas de origen ecológico tienen el mismo valor a nivel de macronutrientes que las verduras y frutas de agricultura intensiva, se ha visto que presentan una mayor concentración de fitonutrientes y menor concentración de pesticidas totales.
Los pesticidas como los compuestos organoclorados conocidos como contaminantes ambientales, se han visto implicados en la etiología de los trastornos relacionados con los estrógenos debido a sus propiedades estrogénicas potenciales (actúan como disruptores endocrinos). Los disruptores endocrinos pueden actuar directa o indirectamente sobre el tejido mamario para aumentar la sensibilidad a carcinógenos químicos o mejorar el desarrollo de hiperplasia
Escoger alimentos ecológicos puede ayudar a reducir los niveles de exposición a los pesticidas y aumentar el consumo de fitonutrientes.
Otra opción sería pelar y lavar las frutas y verduras de agricultura intensiva para ayudar a reducir los restos de pesticidas, pero todo y así no se eliminan.
Mantener un intestino saludable
Cada vez más estudios relacionan la disbiosis (una alteración de la flora intestinal) con el riesgo de desarrollar problemas de salud. Se ha visto que la microbiota intestinal es capaz de modular los niveles séricos de estrógenos (se han identificado varios genes bacterianos capaces de producir enzimas que metabolizan estrógenos). Se está viendo que la microbiota e las mujeres con cáncer de mama difiere de la de las mujeres sanas lo que indica que ciertas bacterias pueden estar asociadas con el desarrollo del cáncer.
Para asegurarse una buena salud intestinal es interesante consumir alimentos que sean fáciles de digerir (evitar aquellos alimentos que o bien producen gases o cuesten más de digerir), y aportar prebióticos a través de la fibra alimentaria y probióticos a través de alimentos fermentados como yogures, quéfir, miso o chucrut.
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